Mamillas (Zaragoza)


Unos metros antes de la confluencia de los barrancos de Fonteta y de Mamillas sobre un terreno llano cerca del limite provincial con Navarra se asienta esta pedanía de Sos del Rey Católico.
Once viviendas sin una orientación definida (excepto hacía el norte, si lo estaban hacia cualquiera de los otros tres puntos cardinales) componían esta pardina que superaba los cien habitantes a principios de siglo XX.

¨Les oí contar a mis padres que en tiempos pasados llegó a haber veintidós casas, pero con el tiempo fueron menguando porque hubo casos en que de dos se hizo una y en otros casos algunas acabaron usándose para guardar animales".
ÁNGEL LEDENDEGUI.


Los carbureros (candil de carburo), los candiles de petróleo y de aceite y en los últimos tiempos de gas butano fueron sus fuentes de iluminación ante la ausencia de luz eléctrica.
Leña de carrasca y de roble era lo que utilizaban en las cocinas para calentar la lumbre del hogar.

Trigo y cebada eran sus principales producciones agrícolas, aunque en tiempos pasados tenía mucha importancia la vid.

"En la época de la siega se contrataba a segadores que venían principalmente de la provincia de Albacete, luego ya se trajo maquina segadora y se adelantó mucho en estas faenas agrícolas". ÁNGEL LEDENDEGUI.

Las ovejas y las cabras se repartían el grueso de la ganadería en el pueblo. Se formaba una dula y se contrataba un pastor que las sacaba a pastar. Esteban del pueblo de Sofuentes se encargó durante años de realizar tal cometido.
Los corderos y cabritos se vendían a carniceros de Carcastillo, Sos y Castiliscar.
Se cazaba la perdiz y el conejo en los terrenos aledaños al pueblo.

Celebraban las fiestas patronales en mayo o junio (según el año) para la Santísima Trinidad.
Ese día se hacía una romería a la cercana ermita de la Virgen de Serún.
Mosén José venía este día desde Sofuentes para realizar la misa.
Se celebraba baile en el pueblo amenizado por los músicos que venían de Sos.
Acudía la juventud de Sos, Castiliscar, Sofuentes y de las pardinas de Vico y de Barués.
Los domingos se hacía baile a nivel local en alguna casa del pueblo con música de gramola.

Para todo tipo de actos religiosos (misas, bodas, entierros) se desplazaban hasta la cabecera municipal, Sos del Rey Católico al cual tardaban dos horas andando.
Tres horas tenían de trayecto hasta Sangüesa en Navarra adonde se desplazaban en ocasiones (ferias o mercado).
No había escuela en Mamillas y los niños en edad escolar se desplazaban a la de Sofuentes.

"Yo fui a la de Sofuentes, pero mi hermano pequeño fue a tres escuelas distintas: la de Sofuentes, una que hubo poco tiempo en la pardina Vico y ya a lo último a la de Sos". ÁNGEL LEDENDEGUI.

El médico venía desde Sofuentes cuando la ocasión lo requería, hacía el desplazamiento montado en un mulo.
De Sofuentes también venía Lorenzo, el cartero a repartir la correspondencia. Realizaba el trayecto andando o en bicicleta.
El herrero venía desde Sos a realizar cualquier trabajo de forja.
Para realizar compras se desplazaban a Sos, Castiliscar y en ocasiones a Sangüesa.
Cuando querían cortarse el pelo iban hasta Sofuentes o a Sos.
Había taberna en Mamillas, en la casa de Francisco y Benita.

"A la taberna acudían los hombres a jugar al guiñote, allí se echaban unos vinos o unas gaseosas". ÁNGEL LEDENDEGUI.

Después de la guerra la emigración ya hizo su aparición por toda la comarca y Mamillas no fue ajeno a ello.
La falta de servicios básicos, la ausencia de escuela y las ganas de cambiar de vida buscando trabajo en las ciudades hizo que las gentes del pueblo fueran marchando de manera progresiva. Unos se quedaron en la cabecera municipal, Sos y otros pusieron rumbo a Pamplona y a Barcelona.
Los hermanos Ledendegui Serrano (Ángel y José) nacidos en casa Callejinos pero residentes en los últimos años en Casa Las Boteras fueron los últimos de Mamillas.

"Nos fuimos a Sos en el 2002 porque tuvimos un incendio de manera fortuita en nuestra casa y se nos dañó gran parte de la estructura interior así como el mobiliario, sino habríamos seguido en Mamillas porque aquí es donde hemos hecho siempre nuestra vida, de hecho seguimos subiendo diariamente desde Sos". ÁNGEL LEDENDEGUI.

Aunque hay que decir que en los últimos años de vida del pueblo hubo un residente más. Cuando ya se habían ido casi todos apareció por allí una persona venida de Andalucía que conocía a alguien de Mamillas y allí se quedó. Este hombre era Antonio Moreno y vivía de manera muy precaria, con la sola compañía de los hermanos Ledendegui cuando venían a diario desde Sos. Solo su fallecimiento le sacó del lugar que había elegido para vivir sus últimos años de vida.

Informante: Ángel Ledendegui de Casa Callejinos (Conversación personal mantenida en su casa de Mamillas).

Visita realizada en abril de 2017.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Punto y aparte. Conocí a los hermanos Ledendegui en mayo de 2015 en la fiesta de San Gregorio en la pardina Barués. Alguien me los presentó y con ellos tuve una frugal conversación. De este modo me enteré de que Mamillas era un lugar agonizante. Para mi antes solo era un nombre en el mapa. No pensaba que se encontraba en los albores de la despoblación. No había mucho en internet sobre ello al respecto.
Les manifesté mi deseo de desplazarme en cuanto tuviera la ocasión para conocer Mamillas. Les dije que en unos meses iba a volver por la zona y me pasaría a conocer esta pardina. Visita que no se cumplió en el tiempo programado lo que hizo que me retrasara más de lo debido en conocer este lugar.
Dos años después con ocasión de asistir a la fiesta de Esco pude hacer un alto en el camino y entrar a conocer Mamillas.
La mañana se presenta gélida, el cierzo del norte está presente. No sobra ninguna ropa de abrigo. Al llegar me encuentro con un caserío compacto, apretujadas todas las edificaciones para no dar resquicio por donde penetre el viento.
No da la impresión de estar vacío a primera vista, el relativo buen estado de sus edificaciones así como algunos signos de modernidad lo atestiguan. Algunos tejados de nuevo diseño y viviendas en buen estado corroboran que se fueron sus gentes pero que no lo olvidaron.
Mamillas rezuma mucha tristeza porque no me explico cómo no ha podido resistir las dentelladas de la despoblación pero entiendo que la vida aquí debió ser dura, no era cómodo estar en un lugar alejado de todo y con pocos servicios. Comprendo la marcha de sus gentes buscando mejores condiciones de vida.
Enseguida me doy de bruces con uno de los hermanos Ledendegui (el cual había observado mi llegada a través de una ventana). Tras los saludos de rigor al momento no me recuerda, le refresco la memoria y nuestro encuentro en Barués y ya enseguida le viene a la mente quien es la persona que está frente a él y que ha aparecido esa mañana por Mamillas.
Su hermano José está realizando faenas agrícolas y esta ausente en esos momentos.
Conversamos sobre conocidos comunes de Barués y sobre temas de Mamillas y posteriormente le ofrezco que hagamos un recorrido por el trazado urbano del pueblo para que me vaya contando detalles.
Así entre explicaciones sobre lo que fue, anécdotas diversas y recordatorio de personas ausentes va transcurriendo nuestro transitar por el pueblo. Visitamos la fuente y el lavadero. Me sigue hablando y contándome las diversas peripecias que han tenido que hacer para espantar a personas que han ido por allí a expoliar y a destrozar.
Me recomienda subir a la ermita de la Virgen de Serún, lo cual haré posteriormente. Cuando ya estamos ante su puerta llega su hermano José, tampoco me reconoce al momento (es comprensible porque mi encuentro con ellos en Barués no duró más de diez minutos). Ellos se van a comer y yo aprovecho para subir hasta la ermita. Me despido y encamino mis pasos que en suave ascenso me llevará hasta el templo (el cual se ve desde el pueblo). Paso por la balsa de agua que servía para beber los animales y en media hora estoy ante la ermita de Serún. Bien cuidada, hermosa en su diseño. Para el día de la Trinidad siguen subiendo los descendientes de Mamillas, gentes de Sofuentes y de Sos.
En el pórtico me dispongo a dar cuenta de mis vituallas. Me resguardo del frío. Las vistas desde allí son bonitas. Mamillas y Sofuentes, barrancos y montes. Mucha tranquilidad, mucho silencio. Calma total.
Una vez saciado mi apetito encamino mis pasos hasta Mamillas, toca descenso, pronto llego hasta sus edificaciones. Sale humo de la chimenea de Casa Las Boteras, pero como está la puerta cerrada no quiero importunar, seguramente estarán echados la siesta. Así que paso de largo y dejo atrás esta aldea que me vuelve a causar mucha tristeza cuando la atravieso, también el día está gris, opaco y eso ayuda a impregnar el ambiente de tristeza y melancolía. pero aún así he visitado lugares con días muy grises, con tormentas y con lluvia y no me han causado tanta aflicción como este. No sé, será cosa del momento.
Pero también puedo decir que me voy habiendo visitado un deshabitado hermoso porque Mamillas rezuma tristeza pero también hermosura.



Una de las entradas al núcleo central del pueblo se hacía por este callejón que pasa junto a Casa Las Boteras (izquierda) la última que se cerró en el pueblo.




Al otro flanco de la calle se encuentra esta vivienda que estaba habitada por dos matrimonios: por un lado el formado por Ángel y Pascuala y por otro lado el que formaban Donato y Máxima. Las dos mujeres eran hermanas. Mientras que los primeros emigraron a Igualada (Barcelona) los segundos se quedaron en Sofuentes.




Casa Callejinos. La primera edificación con el tejado nuevo correspondía al lagar quedando al fondo la vivienda. Junto a la puerta estaba el buzón de correos. La habitó el matrimonio formado por Juan Ledendegui e Isabel Serrano. Tuvieron cuatro hijos: Ángel, José, Puri y Candido. Los dos primeros cuando se quedaron solos en el pueblo se pasaron a vivir a casa Las Boteras que reunía mejores condiciones.




Pocilga (llamada aquí tocinera). Edificación destinada a la cría del cerdo. Era propiedad de Casa Callejinos. Al fondo la fuente.




Vista parcial de diversos edificios auxiliares.




Casa Luciano. Se fueron a Ejea de los Caballeros.




Vista trasera de Casa Luciano.




Restos de un lagar, dedicado a la elaboración del vino. Hasta seis lagares llegó a haber en Mamillas lo que da cuenta de la importancia que tuvo el cultivo de la vid en tiempos pasados.




En esta caseta (anteriormente pajar) vivió de manera precaria hasta el final de sus días Antonio Moreno, el forastero que un buen día apareció por Mamillas y decidió echar raices en el lugar.




Calle de Mamillas.




La misma calle vista en sentido inverso.




Viviendas. Tristeza. Amargura.




Casa Corrales. Tocinera a la derecha haciendo angulo.




Casa Cortés.




Bonito rincón urbano.




Ruina generalizada en diversas edificaciones auxiliares en la parte baja del pueblo.




Vivienda.




Casa Las Monjas. La entrada a la vivienda estaba por el lado opuesto.




Viviendas.




La balsa de Mamillas. Se llenaba con agua de lluvia y servía para beber los animales.




A dos kilómetros al norte de Mamillas se encuentra la ermita de la Virgen de Serún en lo alto de un cerro.




Fachada trasera de la ermita y vista de Mamillas de fondo.




Debajo de la ermita se encuentran las ruinas de Casa Galbarro.

"Aquí en tiempos pasados hubo una escuela. Una hija de esta casa era monja y habilitó una dependencia de la casa como aula de enseñanza".
ÁNGEL LEDENDEGUI.

18 comentarios :

  1. Roberto Tartaj Marchlunes, 03 febrero, 2020

    Hola Faustino,observo que en la vista general de Mamillas se puede apreciar que no está aún muy deteriorado y además por lo que veo en las imágenes tiene pinta de ser bonito,lástima que cuando estuve hace un par de años en Sos no supiera de esa pedania para visitarla,si alguna véz vuelvo por la zona no dejaré de visitarla,espero que no esté ya muy arruinada,como siempre,la falta de servicios básicos y una búsqueda de una mejor vida de sus habitantes, hizo que fuese quedando deshabitado,una pena,pues nada Faustino,extenso y detallado reportaje el que nos ofreces de esta pedanía,gracias y un abrazo

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    1. Hola Roberto.
      Es que cuando lo ves a lo lejos y según te vas acercando no da la impresión de que esté deshabitado. Otra cosa es cuando te adentras en su interior.
      Aún así hay que decir que varías edificaciones se mantienen en buen estado porque sus dueños las han seguido manteniendo y acuden por allí periódicamente.
      Es bien bonito pero a la vez produce mucha tristeza contemplar lo que un día fue un pueblo lleno de vida.
      La despoblación como en tantos otros sitios no pasó de largo por aquí e "invitó" a sus gentes a que se buscaran la vida en otros lugares.
      Un abrazo.

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  2. ¡Un magnífico reportaje, Faustino! Como siempre. Es encomiable tu labor de investigación.

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  3. Buen trabajo Faustino, felicitarte por tu labor y por tu blog, estoy haciendo el inventario de los palomares tradidicionales de León, prácticamente lo tengo terminado y es una lástima ver como se mueren nuestros pueblos ya que sin paisanos y paisanas no hay pueblos.

    Abrazote utópico.-

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    1. Gracias Irma por tus palabras.
      Seguro que el tuyo también es un gran trabajo al que le habrás dedicado muchas horas.
      En realidad los pueblos agonizan desde hace décadas pero hasta ahora muchos no se habían dado cuenta.
      Han tenido que darse una serie de factores para que se hiciera visible un tema que antes no interesaba a nadie.
      Gracias por dejar tu comentario.
      Un abrazo.

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  4. Preciosa aldea, amigo Faustino. Las fotos me han servido para recorrer estas veredas que sirvieron de calles. El cielo plomizo parece cómplice de la tristeza que destilan las piedras de las paredes. Muchas gracias de nuevo por darnos a conocer estos parajes testigos de otras vidas y otros tiempos. Un abrazo

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    1. Bonito lugar este de Mamillas amigo Antonio. Todavía en buen estado la mayoría de sus edificaciones, la imaginación se dispara rememorando sobre lo que un día fue.
      Varios factores se juntaron para impregnar el ambiente de un halo de tristeza superior al que se da habitualmente en cualquier despoblado y uno de ellos es el que mencionas, los días grises, opacos contribuyen a aumentar considerablemente la sensación de tristeza.
      Un abrazo.

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  5. Tiene que ser una sensación rarísima vivir esto de ser los últimos habitantes de un pueblo, como estos hermanos, Ángel y José... Qué tristeza.

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    1. Pues si. Ellos vieron el pueblo en su esplendor y van viendo el pueblo en su lenta agonía hasta el final.
      Les toca darles la despedida a todos los que se van marchando hasta que llega un momento en que ya no hay nadie más a quien despedir.
      Les queda la encrucijada de si tomar el mismo camino que han hecho sus convecinos o resistir hasta el final.
      Multitud de sensaciones y recuerdos a cada paso que van dando por el pueblo recordando escenas de la vida cotidiana y rememorando a todos los que se fueron.
      Un cordial saludo.

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  6. Bonito pueblo y mejor reportaje,para nada parece que este deshabitado pues se encuentra en parte deteriorado pero tambien en parte rehabilitado dando fe de que aun se encargan de mantener vivas no solo sus propiedades sino todo el pueblo.
    Con un buen empujon este bonito pueblo (a pesar de lo duro que fue la vida alli)podria renacer de sus cenizas y dado que parece que por fin se toma conciencia de que la España interior tambien existe podria ser el principio de un giro radical y por tanto se les pueda dotar a tantos y tantos pueblos de los servicios basicos minimos para hacerlos mas atractivos y habitables......el tiempo dictara sentencia

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  7. Me encanta este blog!!!
    Un saludo, Faustino, y aquí dejo mi aportación al hilo de un pueblo ya publicado en el blog:
    Caserío abandonado de El Retamalejo, Caravaca de la Cruz (Región de Murcia)
    https://youtu.be/_7Lp_1LwOv0

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    1. Hola Juanma.
      Me alegra que te guste el blog.
      Cuando pueda echaré un vistazo a ver como se ve Retamalejo con tus ojos.
      Quizá hubiera sido conveniente que este comentario lo hubieras dejado en el propio reportaje de Retamalejo en vez de aquí.
      Un cordial saludo.

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  8. Fantástico relato Faustino, muy buenas y expresivas fotos. Lastima que estos pueblos no puedan hablar, pero por suerte tu lo haces por ellos. Un saludo.

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    1. Bueno Josep en cierto modo si hablan, muestran su lamento a través de los hijos del pueblo, los que un día tuvieron que marchar y dejar el pueblo a merced del abandono, del olvido y del desamparo.
      Un cordial saludo.

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  9. Buenas tardes amigo Faustino;aprovechando que estaba por Cinco Villas me pasé desde Uncastillo a Mamillas;precioso pueblo,vi al único habitante y le comente que habia leido tu blog.(te recordaba de Barues).Al salir hacia Sofuentes,vi a la izqda un conjunto de casas con una separada del resto ,grandiosa.¿la Mora ?.No pude entredtenerme porque iba mal de tiempo ,pero
    merece la pena volver.Un abrazo

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    1. Hola Blas.
      Precioso pueblo el de Mamillas.
      Veo que por allí sigue Àngel dando un soplo de vida al pueblo.
      Es normal que ya no se acordara de mi visita porque hace ya tres años de aquello y nuestro encuentro no se demoró más de una hora.
      La que tu dices es la pardina de Vico. La Mora quedaría hacia el otro lado, es decir a la derecha según vas para Sofuentes pero bastante retirada de la carretera.
      Un abrazo.

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  10. Tengo buenos recuerdos de Mañillas de pequeña en verano IVA con mi abuela Fidela ,ahora no faltamos nunca el domingo de la Trinidad a la ermita y luego comemos en la casa, que todavía se mantiene bien.

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